Resolución de conflictosArtículos
En 1954, el psicólogo Muzafer Sherif reclutó a veintidós niños de características similares para un campamento de verano. Los dividió en dos grupos de once niños cada uno. Inicialmente harían actividades características de un campamento cualquiera: poner casas de campaña, lavar los trastes, participar en eventos deportivos y demás, y cada grupo desempeñó sus actividades sin saber que el otro grupo existía.
El fin de esto fue permitir que se creara una identidad de grupo. Una de las hipótesis que Sherif quería comprobar, era que los grupos producen una estructura jerárquica con roles definidos espontáneamente. Y efectivamente esto sucedió: rápidamente emergieron líderes en ambos equipos. Después se les reveló que existía otro grupo, y debían competir contra ellos en distintas actividades, y el equipo ganador se llevaría una medalla y una navaja de bolsillo.
No tardaron en insultarse y glorificar a su propio equipo. Un equipo se infiltró en el campamento de otro para robar y quemar la bandera del contrario. Al otro día, el equipo victimizado llevaría a cabo su venganza de la misma manera. Una vez finalizada la competencia, el equipo perdedor asaltó el campamento contrario robándose cuanta medalla y navaja encontraran. Aún cuando las actividades competitivas habían cesado y los obligaban a llevar a cabo actividades juntos, los niños no dejaban de insultarse.
Repentinamente la fuente de agua se cortó, y los niños de ambos bandos tuvieron que inspeccionar la tubería. También hubo la opción de ver una película, pero los organizadores no tenían suficiente dinero para proyectarla, así que ambos equipos cooperaron igualmente. Finalmente, un camión se descompuso cerca de los campamentos, y casualmente había una cuerda cercana que uno de los niños sugirió usar para mover el camión, y los dos equipos olvidaron sus diferencias para jalar el camión por igual.
Lo que los niños no sabían es que estos problemas fueron plantados cuidadosamente por los organizadores a fin de demostrar que cuando un problema afecta a uno o más grupos en conflicto, la cooperación es un excelente lubricante de diferencias.
Es una pena (y fortuna) que la humanidad todavía no tenga un gran camión descompuesto que nos permita poner en perspectiva las diferencias que se dan entre grupos sociales. En los 3420 años de historia escrita que llevamos, sólo 268 han pasado en paz (fuente).
Guau que tremendo, me acorde de mis tiempos de scoutismo, a veces es parecido, aunque sin fines científicos obviamente a veces hay experiencias dignas de observar.
El experimento es algo asi como recrear El Señor de las Moscas??
Saludos.
Interesante post Mark, como siempre. Saludos
muy interesante. hace falta que nos invadan los extraterrestres y olvidemos nuestras diferencias.
Interesante, eso me hizo recordar las cosas que han pasado en nuestro país, el terremoto por ejemplo.
Parece que nos sobra energía y cuando se acumula no sabemos manejarla, explotamos.No tenemos rumbo definido, tenemos muchas pausas y así cúmulo de sentir, pensar y poco de actuar a favor de los demás.
saluditos.
Es la competencia lo que nos esta destruyendo hoy en día, si tratáramos de ponernos de acuerdo y todos cooperar para solucionar el problema seria una gran solución...
Me encanto el articulo…… gracias por compartir esta experiencia con nosotros……
Yo tuve la oportunidad de presenciar dicho fenómeno durante los terremotos de 1985 en la ciudad de México, donde la mayoría de los ciudadanos tuvimos pérdidas materiales o familiares y les puedo decir algo más que el estudio no consideró. No sólo se adelgazan las diferencias entre los hombres cuando existe un problema común, sobre todo de esta magnitud, sino que también se olvidan los intereses propios, el estatus socioeconómico y la maldad. Curiosamente, aunque la ciudad estaba en caos, el vandalismo durante los primeros 5 días posteriores fue casi cero. Todos ayudábamos. Licenciados y albañiles, músicos y prostitutas, doctores y ladrones, estudiantes y borrachos. Eran las mismas manos las de todos. Creo que la razón es porque te das cuenta que la vida es tan fugaz como el agua entre las manos, y por unos momentos decides vivir en tu estado natural de humano bondadoso.
me quedé pensando cuales fueron esos 268 años de paz
Jajajajaja si esta bueno esto.